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Tratamiento especial.
Al inicio de 1950 la Sobrina del P. Trèka la senora Mikišova escribe a las oficinas estatales de Bratislava y de Praga, pidiendo la liberación de P. Trèka, o que al menos fuese transferido, en cuanto ciudadano de la nación Checa, de Podolinc a Moravia, más cercano a su residencia y - si es posible - de poder tenerlo en casa y cuidarlo con sus propios medios económicos, ya que era su pariente. La respuesta a la petición llego solo en julio y fue negada. En la nota estaba escrito: " Su petición del 20 de Mayo de 1951 sobre la liberación de su tío P. Dominik Trèka , o de su traslado a la republica Checa, no puede ser acogida. Le aseguramos que su tío es objeto de buenos cuidados en todos los niveles y necesita confiar que un día su tío será libertado."
Decían la verdad declarando que era bien cuidado: !era en efecto vigilado de los guardias de la cárcel!
En el campo de Podolinec era el mismo programa que en una prisión, pero los sacerdotes y los religiosos no se permitían de perder la calma. Se animaban unos a otros y, cosa muy importante, podían rezar, celebrar la Santa Liturgia y las fiestas eclesiásticas. También gracias a esto P. Trèka puede escribir de Podolinec: "La procesión de la pascua ha estado muy bonita, en nuestro patio, pero el día después a caído demasiada nieve."
El tratamiento más duro era reservado a los prisioneros que esperaban el interrogatorio y después la cárcel. Vivian bajo presión psíquica, siempre en la incertidumbre del futuro. A este grupo pertenecía también el P. Trèka. Michal Fitz en su registro de lo 72 sacerdotes greco-católicos internados en Podolinec, el 1 de agosto de 1950 nombra todavía al P. Dominij Trèka, redentorista, pero el 18 de agosto lo retiene ya en la celda de interrogación. P. Jan Ïurkaò, su cohermano y companero de la prisión de Podolinec, con referencia a esto recuerda:
" Fui testimonio ocular, como con paso de soldado ha ido cerca del coche parándose al lado, venido apostamente para él, para llevarlo a la cárcel por culpa de una acusación inventada. Como habría querido decir:" aquí estoy por Dios estoy dispuesto a todo". " Senor aquí estoy, soy tuyo", esto era su suspiro en cada circunstancia triste, que el leía como querido por Dios. ni tan siquiera ahora he entendido porque fue condenado este generoso siervo de Dios a 12 anos de cárcel, donde termino su peregrinación en esta tierra. "
Termino el largo interrogatorio, el 21 de septiembre de 1951 fue trasladado a la cárcel tribunal de Bratislava. Aquí se encontró al P. Mikulaš Vladimir, el sacerdote greco- católico, que lo había conocido de joven. El companero de prisión en el tribunal regional de Bratislava así recuerda el tiempo pasado con el P. Metodij: " se que soportaba el proceso tranquilamente y con equilibrio, porque he estado con el en la misma celda... Cuando he llegado, he encontrado al P. Trèka y a Kapusta di nove Mesto nad Vahom. Más tarde ha venido Špiriak, que fue condenado ha la pena capital. En navidad todavía estábamos todos allí. Recuerdo esto, porque P. Trèka estaba vestido con el alzacuello, aun teniendo el habito religioso. En Bratislava se ha dejado crecer la barba, sin la cual no soy capaz ni tan solo ha imaginarlo. Por navidad nos han preparado el pescado, con la intención que sintiésemos un poco de atmósfera de navidad, el P. Trèka se ha vestido con el habito y ha hecho una pequena predica para nosotros, ya no recuerdo de que cosa ha hablado, pero seguramente nos ha animado ha soportarlo todo con paciencia. La celda don de hemos vivido no era grande. Tenia solo las camas con los colchones de paja y una cortina detrás de la cual había un tiesto que servia de servicio. En Bratislava, tratándose de una cárcel tribunal regional, hemos tenido también las mantas, la propia ropa, el cepillo de dientes y algunas cosas personales. Nos han dado de comer tres veces al día, Para el desayuno teníamos café y un pedazo de pan, para la comida la menestra con la pasta o también cada vez un pedazo de carne con patata. Pero no hemos comido suficiente. Al inicio no nos han permitido de recibir paquetes. Más tarde nos daban un paquete de un kilo o dos. Cada manana nos despertábamos temprano, a las cinco o las seis, no lo recuerdo bien, pero se que teníamos tanto tiempo libre. Cada uno lo ha aprovechado como ha podido. En efecto no nos han dado libros, por lo que no hemos leído nada. También con las cartas eran problemas porque eran puestas bajo la censura y hay muchas que no nos la han dado. Hemos rezado también juntos con el P. Trèka. No lo podíamos hacer en voz alta porque en la celda no todos eran creyentes. Cada uno rezaba con las oraciones que sabia de memoria por ejemplo: el rosario y alguna cosa del breviario. Cuando todos dormían, nos hemos confesado recíprocamente, para estar preparados a todo. El padre se preparaba siempre así y cogia todo sobre si. También cuando alguno era acusado de "acción contra el estado", porque para los comunistas esto era acción contra el estado, el cogia todo sobre si. Decían que el era el superior y así hacia todo. Quería proteger a todos los redentoristas, para que no fuesen encarcelados o interrogados. Creía que una vez que estuviera fuera podría ir a una gran parroquia, quizás pensaba en la ciudad, donde había sido sacristán y había podido celebrar también la santa liturgia".
Por desgracia no ha sucedido así.
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